a la septima, la vencida

Un hospital

(lugar no apropiado para nadie, solo parturientas y tampoco)

todos confiábamos en que,

si es la sexta, debe ser la vencida.

tiene que ser la vencida.

pues no.

una vez pensamos que está solucionado el asunto

cuatroojos, muy a su pesar,

recae en la tentación de no resistirse al mono de hospital,

(y no, no es un mono que le llama para que entre como el señor del kebap,

al ver la imagen, no he podido resistirlo. perdónenme)

ahora sí o sí, no hay otra

a la séptima TIENE que ir la vencida.

Volvemos a la rutina de hospital,

la calefacción volcánica,

las típicas enfermera, auxiliares y médicos que te producirán urticaria,

la sorpresa del anónimo compañero de habitación,

las comidas sorpresa, y las sorpresas en las comidas,

(inhóspitos sabores de carne a pescado, y de pescado a carne...)

en fín,

todas esas cosas que conllevan las estancias hospitalarias.

Pues bien,

tener dos intervenciones quirúrgicas en una misma semana,

no es demasiado agradable,

pero mucho menos

que en la noche despues de la operación,

descubras que ese señor simpático que está a tu lado...

ronca. mucho. no poco. he dicho mucho. muchísimo.

y se duerme con la tv encendida.

esto-es-una-putada.

pero eso no es lo peor.

lo peor es que despues de pasar una noche de mierda,

de no haber dormido,

y de quedarte dormida a modo de descanso durante a penas una hora,

en lo que todo llamamos descansar la vista....

y que nadie lo niegue,

despues de esta complicada situación en ese complicado sillón

en el que pueden dolerte partes del cuerpo que no conocías,

ahí,

en cuanto abro un poco el ojo...

ya las 8.30 am

la mujer del susodicho

(presente durante toda la noche)

afirma:

"qué bien has dormido,eh?

ahí enroscaica que estás...

ay...

si es que estos jóvenes duermen en cualquier sitio!"

momento de instinto asesino.

su voz resuena en mi cabeza todo mi cansado día.